TELDEACTUALIDAD
Telde.- Tatiana Alonso falleció el 11 de diciembre de 2018. Tenía solo 30 años. Madre de un crío de solo 5 añitos, era una mujer sana y deportista. Empezó con fiebre y dolores de garganta. Tres días estuvo yendo y viniendo al centro de salud. El diagnóstico: faringitis viral. No tocaba medicarla con antibióticos. Le recetaron paracetamol y similares. El 6 de diciembre ingresó en el Hospital Insular, entró de urgencia en la UCI y cinco días después dejó de existir.
Su madre, Lucía, de El Ejido, quiere saber qué pasó. Tal y como relata el periodista Gaumet Florido en una información que este lunes publica el diario Canarias7, lleva siete meses reclamando sin éxito el historial clínico de su hija. La única respuesta del hospital, después de que le hiciera gastarse el dinero en remitirles un burofax, le heló la sangre. No se lo dan por la Ley de Protección de Datos. «Pero si ya mi hija no está y yo soy su madre», solloza con impotencia. Lucía cree que se lo quieren ocultar. «Aquí falló algo». Sospecha de que lo que le dio a Tatiana fue una sepsis y que no se la supieron diagnosticar.
La muerte de su hija le robó la sonrisa, pero Lucía no ha perdido las ganas de luchar. No se dará por vencida hasta averiguar a ciencia cierta qué se llevó a Tatiana antes de tiempo. «Me dicen que solo me darán el expediente de mi hija si se los pide un juez o por razones de salud, si es un problema genético que debemos conocer en la familia».
Así que, dadas las circunstancias, no le queda otra. Ya ha contactado con un despacho de abogados, pero se pregunta a qué viene tanta insensibilidad de un centro hospitalario ante el insoportable dolor de una madre que solo ansía respuestas. «Yo creo que nunca supieron lo que tenía mi hija, y si al final fue una sepsis, o no sabían lo que es eso o no lo tuvieron presente». De ser así, exigirá responsabilidades. Nada le devolverá a Tatiana, pero al menos quiere que su muerte no sea en vano, que a partir de ahora extremen el celo en Atención Primaria ante un cuadro de síntomas como el que presentaba su hija. «Ahora estaría viva si le hubieran mandado antibióticos desde el principio».
Lucía conserva todavía en la memoria de su móvil los audios de su hija dándole parte diario de lo mal que se encontraba. Le ardía la garganta. Se sentía débil y cansada. Pero los médicos del centro de salud la devolvían a casa una y otra vez. Lucía lo relata para demostrar la cadena de errores que se cometió con su hija.
Tatiana fue por primera vez al centro de salud de San Gregorio el lunes 3 de diciembre de 2018. Se tuvo que marchar porque había demasiada gente. Iba a pedir hora, pero se la daban para la semana siguiente. Empeoraba y volvió el 4. Fiebre y dolor de garganta. «Le dolía al tragar, me decía que como si tuviera cuchillos en la garganta».
Estaba su doctora en Urgencias. «Le dijo: contra esto no hay nada, es vírico, es una faringitis viral, no podemos hacer nada, toma cosas frías, helados, polos, y le mandó termalgin». Se fue a trabajar. Pero iba a peor y volvió al médico aquella noche. Se fue al centro de urgencias de El Calero. 22.00 horas. Le insistieron: era vírico. Luego no correspondía recetarle antibióticos. «Que si se sentía peor, que volviese». Ella sufría colitis ulcerosa y le mandaron corticoides. «El día 5, ronca perdida, me llama al llegar de trabajar, me dijo que estaba hecha polvo». Seguía la fiebre, 38, y no se le bajaba.«A las 4 de la mañana del 6 me llamó y me dijo: Mamá, me voy otra vez a El Calero, no lo soporto». A las 4.25 apareció en el centro de salud y a las 5.39 ya la echaron para su casa otra vez. Mismo diagnóstico, faringitis viral. Le metieron un chute de nolotil, buscapina... Para nada.
A las 9 de la mañana ya tuvieron que avisar a una ambulancia. «Me llamó el novio y me dijo que Tatiana ya tenía dificultades para respirar». En lo que los sanitarios esperaban instrucciones sobre a dónde llevarla, vomitó con unas hebritas de sangre y es- taba cayéndose, no se mantenía en pie. La mandaron a El Calero. «Allí estuvo desde las 10.30 a las 14.40 con el grado de urgencia 4, el menos urgente». La derivaron al Hospital Insular con el mismo diagnóstico de faringitis viral y epigastralgia (dolor de estómago). «Una vez allí, nada más llegar, nos dicen que tenía neumonía sin siquiera hacerle una prueba». Y eso derivó en un shock séptico respiratorio. «La sedaron sobre la marcha y ya no se supo más nada de Tatiana». Estuvo dos días mantenida, pero empezaron a fallarle todos los órganos y murió. «Me decían que era joven, que lo rebasaría, yo le levantaba las sábanas y veía que tenía negras las manitas y los pies, empezó a necrosarse toda, y los médicos me decían que eso era lo menos que importaba, que lo importante es que viviera». Fue muy duro.
Hasta cuatro veces
Lucía ha apuntado en una nota las veces que ha solicitado el historial clínico de su hija en el Hospital Insular. Hasta cuatro veces. La primera fue el 4 de febrero de 2019, la siguiente, el 8 de mayo, lo reintentó el 20 de mayo, y ya el 17 de junio optó por hacerlo vía burofax. Hasta ese momento nunca le contestaron. Tras el último escrito oficial, el del 17 de junio, la llamaron 3 días después, el 20, para informarle de que no se lo podían entregar en cumplimiento de la Ley de Protección de Datos. El del centro de salud, en cambio, sí se lo dieron.
























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