TELDEACTUALIDAD
Telde.- Lo que antaño era un remanso de tranquilidad y convivencia, al que los vecinos solían acudir para disfrutar de ratos de charla con sus paisanos o, en el caso de los más pequeños, a jugar a la pelota y a los columpios, se ha convertido en un lugar incómodo y foco de incivismo. La plaza de Clavellinas, un pequeño coso a medio camino entre Salinetas y Melenara, sucumbe ante la falta de vigilancia policial.
Todo empezó tras las eternas y polémicas obras de rehabilitación. Previstas para un mes, su ejecución se extendió durante varios años por problemas entre el Ayuntamiento y la empresa adjudicataria.
Una vez salvada esta situación, en el vecindario no quedaron para nada contentos con el resultado de los trabajos. La hasta entonces agradable y acogedora plaza se convirtió en un moderno “montón de hormigón” con una “pobre” zona infantil y una zona ajardinada de la que los propios residentes se tuvieron que encargar, sembrando ellos mismos plantas y framboyanos para crear algo de sombra.
Pero lejos de mejorar, la situación empeoró cuando de un tiempo a esta parte la plaza de Clavellinas se empezó a convertir en lugar de reunión para un conflictivo grupo de jóvenes. Campan a sus anchas, destrozan la zona infantil, ponen la música a todo volumen y ensucian el lugar, denuncian unos vecinos que cada mañana se levantan con latas de plásticos, huevos estallados, cristales, orines, restos de pipas y demás desperdicios desperdigados por este su enclave.
Están atemorizados ya que cuando han intentado reprenderlos han tomado represalias. Incluso les han lanzado huevos a sus viviendas, afirman.
“Los niños ya no pueden pasar un rato ahí antes de ir al colegio o a la guardería. Es un basurero más que una plaza. El día que mi hijo ya vio la basura como algo normal, apartando con sus manitas todas las pipas que había sobre un balancín e intentando arrancar un chicle para poder sentarse, pensé… ¿hasta cuándo?”, señala un vecino muy molesto con esta situación.
Culpan directamente al Consistorio de Telde y a la Policía Local por desentenderse del barrio. “Ya no paseo por mi plaza cada mañana. El Ayuntamiento cambió la vieja por un montón de hormigón y nos abandonó. Las plantas las regamos nosotros a diario. Pocos días las riega el ayuntamiento. El suelo está lleno de chicles pegados y restos de huevos”, sostiene otro de los afectados.
Avisan a la Policía una vez tras otra, pero desde el cuerpo municipal no ponen solución a su problemática y muchos vecinos ya se han rendido. “Parece una película del Bronx. El otro día por la noche fumaban porros y bebían a unos pocos metros de niños que no pueden acceder a la zona infantil”, comenta indignado uno de los residentes de Clavellinas.





































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