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Martes, 14 de Octubre de 2025

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Aeropuerto de Gando/Archivo. Aeropuerto de Gando/Archivo.

Lugares con historia: La Bahía de Gando y aledaños ( y 3)

direojed Miércoles, 01 de Febrero de 2023 Tiempo de lectura:

Terminada la segunda parte de nuestra extensa crónica sobre la Bahía de Gando y aledaños, seguimos con el tema en esta tercera y última entrega, en la que abordamos algunos otros aconteceres, ya bien entrados en el siglo pasado (s. XX).

 

Antes de ésto, y muy a finales de los años veinte y principios de los treinta en el mismo siglo XX, la sociedad grancanaria debatía la conveniencia o no de contar con otra puerta “de entrada y salida a La Gran Canaria”. El Puerto de Refugio de La Isleta, completado con cuatro muelles: Muelle Grande, Santa Catalina, Primo de Rivera y el Puerto Frutero (hoy este último, tras el desahucio de sus verdaderos dueños, ocupado por militares de la Marina de Guerra Española), recibía numerosos buques de muy diversas nacionalidades, destacando las banderas de El Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Francia, Alemania, Bélgica, Holanda y, alguna que otra vez, de Italia, Grecia y, muchas menos veces, de Portugal. Nuestra Isla, en un principio, fue la gran carbonera y después la gran gasolinera del Atlántico Norte y no es de extrañar que las diferentes potencias marítimo-coloniales se abastecieran aquí de las materias primas que movían sus buques. Todo ello se reflejó en un rico comercio, que hizo de los barrios de La Isleta, El Puerto, Guanarteme, Arenales y, por extensión del resto de la capital grancanaria, un emporio mercantil de grandes dimensiones.

 

Por primera vez, la Isla no era fuente de emigración, sino muy al contrario de inmigración. Herreños, gomeros y majoreros, así como un buen puñado de peninsulares se afincaron en ella, atraídos por una incipiente industria y el notable comercio al que antes hacíamos alusión. Los cambulloneros o marinos dedicados al intercambio comercial, a veces a base de compraventa con dinero y otras ejerciendo el trueque, hicieron realidad que en nuestra Isla los productos más vanguardistas y novedosos, entre ellos la penicilina, llegaran mucho antes y con mayor asiduidad que al resto de España.

 

Como decía, las capas sociales más altas y dinámicas, concentradas en torno a las transacciones mercantiles portuarias, pronto vieron en la incipiente aviación un futuro halagüeño y más que prometedor y, con un pensamiento centralista-acaparador del que siempre han hecho gala los “laspalmeños”, empezaron a defender por todos los medios a su alcance que el futuro Aeropuerto o Campo de Aviación tenía que estar situado cerca de la capital. Así, unos defendían que el lugar idóneo para el mismo era las tierras de Guanarteme y otros, más visionarios, hablaban de la meseta de Las Escaleritas-Shamann (de este último enclave, fueron acérrimos defensores los hermanos Martín-Fernández de la Torre, Miguel y Néstor). En contra, se posicionaron los telddenses, y demás villas y pueblos del Sur.

 

Éstos, contaron con la muy estimable colaboración del escritor-periodista don Francisco Alonso Jiménez, quien, con esplendida pluma, escribió numerosos artículos para rotativos locales, insulares, nacionales e internacionales; defendiendo que el lugar más idóneo para el futuro Aeropuerto no era otro que las planicies de Gando. Los detractores pronto quisieron ver el “Talón de Aquiles” del señor Alonso, acusándolo de intereses tan personales como mezquinos, ya que su hermano don Miguel era propietario de una importante finca en las inmediaciones de aquel lugar, que recibía y aún recibe el nombre de Los Moriscos. La revalorización del terreno agrícola para su posterior reutilización con otros fines hacía del alegato algo verosímil. Mas, estos enemigos del sentido común no tenían prevista la fuerza social y económica de las tierras y gentes del Sur. Con verdadero bravío, se manifestaron día sí y día también, a través de artículos periodísticos de gran injundia, en donde, con datos geológicos, geográficos, atmosféricos etc., vinieron a demostrar la idoneidad de Gando.

 

En ese mismo orden de cosas, debemos homenajear el buen nombre de don Leopoldo Matos y Massieu (1878-1936), quien fuera Ministro de Trabajo durante el reinado de Alfonso XIII y ministro de Fomento y de Gobernación en el Gobierno de Dámaso Berenguer. A su decidida acción de buen gobierno, se debe la declaración definitiva de Gando como aeropuerto de interés estratégico para el Estado Español. Su caballerosidad y honestidad extrema ha sido acallada por muchos especialistas en la Historia Contemporánea de nuestras Islas, tal vez avergonzados por ser ideológicamente herederos de aquellos que cometieron el vil asesinato de este patriota y prócer grancanario que, si bien fue ministro de “dicta-blanda”, no es menos cierto que trabajó incansablemente en pro de su isla natal. Su muerte, acontecida en 1936 después de un juicio sumarísimo sin garantías de ninguna índole, dejaron un hondo pesar en la sociedad grancanaria que veían en él al heredero político de don Fernando León y Castillo.

 

Asimismo, cuando don Miguel Alonso Jiménez se convierte en Presidente del Cabildo Insular (periodo de la II República Española), emplea toda la fuerza de persuasión de la que siempre ha tenido esta institución para levantar la bandera del desarrollo global y equilibrado de la Isla. Así se tomó las decisiones plenarias de atraer hasta aquí a varios pilotos de renombre, que amerizarían y aterrizarían en las aguas e improvisado campo de Gando, entre ellos recordemos al extraordinario aviador portugués Carlos Viegas Gago Coutinho (1869-1959), quien expresó su contento por las magníficas condiciones existentes en ese paraje insular y cómo con las obras que se pudieran llevar a cabo, sin duda alguna se convertiría en uno de los campos aeronáuticos más importante de España.

El pleno del Cabildo autorizaría al vicepresidente de dicha institución para que, en el menor plazo de tiempo posible, se hiciera con el mayor número de fincas a través de la compra de las mismas y, si hiciera falta, con su expropiación forzosa. Don Diego Cambreleng Mesa, sobresaliente abogado y notabilísimo caballero y patriota, aun siendo un joven letrado, no fracasó en el intento y, al poco tiempo, todos vieron los frutos de su genio negociador.

 

Durante la Guerra Civil y en los años posteriores, el Ejército del Aire necesitó del naciente y, poco a poco, creciente Aeropuerto de Gando, el mismo que, tras la II Guerra Mundial, no hizo sino desarrollarse y desarrollarse hasta convertirse en uno de los mejores y más modernos aeropuertos del ranking nacional y por ende europeo.

 

Por allí, desde entonces, han llegado a Gran Canaria millones de personas en tránsito hacia otros lugares y, entre ellos, un buen puñado de turistas, que han venido a sanear nuestra siempre deficiente economía insular.

 

Nuestro aeropuerto tuvo la suerte de contar con una terminal de gran prestancia y de valor arquitectónico singular, aunque ésto no frenó a sus regidores para, sin encomendarse a Dios o al diablo, demolerla en tiempos recientes. Una vez más, la cobardía e insensibilidad de nuestras autoridades municipales, insulares y autonómicas dejaron hacer lo que nunca pensamos que se haría en pleno siglo XXI. Hoy, una nueva terminal kilométrica cumple la función de aquella otra. Desde Evita de Perón a Gregory Peck, pasando por el corazón incorrupto de San Ignacio de Loyola, muchos han pisado suelo grancanario y español a través de Gando. Nosotros, los teldenses, hemos sido testigos de cómo AENA y ciertas autoridades insulares han sido proclives a cambiar el topónimo del lugar ¿Acaso no recordamos cuando se le llamó Aeropuerto de Las Palmas? Después, vino para quedarse, lo de “Aeropuerto de Gran Canaria”, aunque tal denominación nos ha hecho menos “pupa” ya que, gracias a la misma, se ha internacionalizado el nombre de nuestra hermosa y sin par, Isla; aunque los grancanarios siempre decimos “voy o vengo de Gando”. Ante algunos nuevos movimientos para denominarle con el nombre de un literato nacido en la capital grancanaria, los teldenses han sabido responder, una vez más, al afirmar con rotundidad que, de cambiarse el nombre, sea para plasmar el topónimo histórico de Gando, que no se debe perder. Así, el Cronista que esto escribe ha llamado a nuestro aeropuerto en todo momento “De Gando-Gran Canaria”.

 

Para concluir, traigamos aquí algunos números que reafirman a importancia de nuestro Aeropuerto Internacional. En el año 2018, previo a la pandemia del COVID-19, por él entraron a la isla 13,573.242 de pasajeros y, en el 2022, en plena recuperación de la epidemia, llegamos a superar, levemente, los 12,400.000 de viajeros. Ahora, iniciado el 2023, las autoridades portuarias estiman superar los 14 millones de personas. A todo ello hay que sumarle los miles y miles de toneladas de mercancías varias que, con anterioridad, se transportaban en barcos y hoy lo hacen por avión.

 

Capítulo aparte, merece la evaluación, altamente positiva de contar con una base aérea de nuestro Ejército del Aire que, sin ánimos ofensivos, pero sí defensivos, nos libraría de cualquier apetencia de los innombrables vecinos, los cuales, siempre belicosos, ya incluyen en sus mapas Andalucía y Canarias, y ante los que se retrataron su déspota coronado y un Presidente del Gobierno Español.

Defender el futuro de nuestro aeropuerto no es quimera, sino ganar futuro. el Archipiélago hoy contabiliza más de 2,200.000 habitantes de derecho, a los que hay que añadir casi 300.000 de hecho. Gran Canaria, por sí sola, contribuye con casi el 50% o un poco más de la población del global de las islas. Hoy, se nos han cerrado las puertas de la emigración para buena parte de nuestros hijos y nietos, si seguimos en el ranking del fracaso y abandono escolar, ya que los países solo reclaman titulados universitarios u obreros altamente cualificados; por lo que el desarrollo de la Isla debe ser prioritario y del todo necesario. Armonizando todos los sectores y humanizando los mismos, sin dar la espalda a la conservación medioambiental y a las energías blancas y alternativas del sucio petróleo y no menos abominable gas, nuestra Patria Chica debe crear puestos de trabajo en consonancia con su población, puesto que, de no hacerlo así, las bolsas de pobreza y de exclusión social seguirán aumentando de forma progresiva hasta límites insospechables. El Aeropuerto Internacional de Gando y sus servicios han sido y son, una válvula de escape para la potencialización de nuestra economía, mimémoslo, pues no es baladí lo que nos estamos jugando.

 

En otro momento, hablaremos de la famosa y siempre temible Baja de Gando, que tantas embarcaciones se ha cobrado, entre ellas el célebre y desgraciado hundimiento del Alfonso XIII, el 30 de abril de 1937.

 

Antonio María González Padrón es licenciado en Historia del Arte, cronista oficial de Telde, Hijo Predilecto de esta ciudad y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.

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