(Siempre agradecido a Juan Sebastián López García, Ilustre Cronista Oficial de la Real Ciudad de Santiago de Los Caballeros de Gáldar).
En unos sentidos versos, el eximio poeta teldense Fernando González Rodríguez decía: Laureles de La Alameda/rendidos a la violencia del indomable huracán;/primogénitos augustos de la espléndida arboleda/el recuerdo sólo queda/ya de vosotros, laureles de la Plaza de San Juan.
Y el Cronista que ésto escribe se reencuentra con su homólogo galdense bajo los laureles de Indias de nuestra Plaza Mayor, que empezó siendo, solamente, un espacio abierto de tierra batida que circundaba en las dos terceras partes al, por entonces, recién erigido Templo Matriz de San Juan Bautista. Para pronto, lucir empedrado con guijarros del cercano Barranco Real, diferenciándose, dos plataformas: la una, llamada de la Iglesia o de la Parroquia elevada sobre la otra denominada del Pueblo, y durante la I República de la Libertad y en la II República de la Constitución. Entre estadío y estadío político: Alameda de San Juan.
Después de un fraternal abrazo y palabras de saludatio, nos encaminamos a ver a quien sin duda es nuestro Superior Jefe y Común Hacedor: el Santo Cristo del Altar Mayor del que se dice ser de Telde el tesoro y la joya mejor… entramos a la basílica a través del arco ojival de su portada mayor. Y nos dirigimos por la nave colateral derecha hasta la cabecera del templo y allí, contemplamos a la Sagrada Imagen que en su Altar Mayor luce sobre su Cruz de plata repujada, Jesucristo ya muerto, después de ser lanceado por Longino, espera ser desclavado y descendido de la Cruz, para, tres días más tarde, resucitar de entre los muertos.
Juan Sebastián López García, además de ser Cronista Oficial del Histórico Municipio norteño, cabeza del antiguo guanartemato unificado de la Gran Canaria, es uno de sus Hijos Predilectos. Asimismo, es profesor de comprobada solvencia académica en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y experto docente de diversas universidades americanas. Su curriculum es tan amplio que necesitaríamos varios folios para dejar constancia escrita de su devenir vital y académico.
Él y yo somos deudos de un magnífico profesor y maestro de la Universidad de San Fernando de La Laguna (Tenerife), el siempre presente Dr. Don Domingo Martínez de la Peña y González. Por ello a nadie ha de extrañarle que aprovechemos esta breve visita basilical para posar nuestras miradas en artesonados, bóvedas, retablos, imágenes, cuadros y resto de mobiliario allí existente.
Coincidimos en que es urgente una acción restauradora de pisos e imágenes, entre ellas por sobresaliente factura, la que representa una de las Glorias de la Iglesia Católica Española: San Ignacio de Loyola. Esta talla de indudable valor artístico fue sobrepintada de negro, siguiendo las caprichosas órdenes de quien fuera cura párroco en el primer tercio del siglo XX, don Joaquín Romero Rodríguez (+ 1934). Sometida a varias limpiezas a manera de catas, don Julio Moisés Fernández, restaurador que fuera del Cabildo Insular de Gran Canaria, descubrió un más que notable trabajo de estofado a base de pan de oro, lo que supone razón más que suficiente para llevar a cabo la antes mentada limpieza de añadidos monocromáticos.
Asimismo, la Basílica de San Juan debe restaurar una parte importante de su pavimento. Evitando las humedades añadidas, procedentes del subsuelo y de la huerta o patio de Los Naranjos (Ahora sin naranjeros, cuestión ésta que podríamos subsanar rápidamente). Aquellas están incidiendo de manera catastrófica en los frescos que adornan los paramentos de la Capilla Baptismal, obras del reconocido pintor grancanario Jesús González Arencibia, quien los realizara en 1948 por expreso deseo del entonces cura párroco Dr. don Pedro Hernández Benítez (1893-1968).
¡Y como no fijarnos en la extrema suciedad existente sobre las dos semi cúpulas de los retablos neoclásicos de las capillas, actualmente dedicadas a Nuestra Señora de la Soledad y al Patriarca San José! Pero con todo ser grave lo que hasta aquí hemos expuesto, lo peor es una situación que no dudamos en calificar de riesgo máximo y cuanto menos desagradable a la vista y al intelecto de los que, en verdad, queremos y respetamos la Historia de nuestra más de seis veces centenaria Arzobispal Ciudad. Nos referimos a la colocación de bancos sobre las tumbas existentes en la capilla colateral derecha o de San José. Allí, descansan para la Eternidad nada más y nada menos que Hernán y Cristóbal García del Castillo, fundadores de Telde y edificadores de gran parte del actual templo de San Juan Bautista; además de ellos, otros personajes históricos como es el caso de todos los Beneficiados Curas Párrocos de esta Matriz, que hasta 1835 trabajaron en la comarca teldense (Actuales municipios de Valsequillo y Telde). A los rectores de nuestro Templo Basilical y Santuario del Santo Cristo de Telde le rogamos encarecidamente que se sustraigan de ese espacio todos los bancos, que por un lado no permiten ver las lápidas sepulcrales, algunas de ellas piezas de extraordinario valor escultórico, y por otro, porque sólo el peso que ejercen pudiera resquebrajarlas y así estropearlas para siempre. ¡Ojalá, fueran tantas las necesidades de asiento a cubrir por la masiva presencia de fieles en los actos litúrgicos de nuestra Basílica!
Para mucho dio esta fugaz visita, en que dos amigos y cómplices en la labor defensiva y divulgativa de nuestro Patrimonio, llegaron a ocuparse y preocuparse por todo lo anteriormente expuesto. Después caminamos por la antigua Calle Real, hoy Juan Carlos I y León y Castillo hasta llegar en frente de la casa de don Francisco Artiles Rodríguez (1885-1983) para admirar las bellísimas trazas del más puro Estilo Adams (neoclásico inglés). Cruzamos hacia la casa de los Negrín de esbelta fachada historicista y en sus bajos entramos a la cafetería La Boheme, regentada por nuestro amigo Francisco (Paco) Ramírez González, quien inmediatamente nos atiende tras un saludo cargado de complicidad. El café, aquí, es excelente y la tortilla española mejor que la de Betanzos. Tal vez porque ésta es una tortilla con apellido “a la paisana” en donde la cebolla, el pimiento verde y rojo y, el aromático perejil se entremezclan con las papas y el huevo.
Salimos y nos encaminamos rúa abajo hacia la calle del Conde para, en unos minutos, entrar en la Casa de los Ruiz de Vergara, también conocida como Palacio de los Señores Condes de la Vega Grande de Guadalupe. Allí, en breves momentos se iba a inaugurar las II Jornadas del Simposium con que conmemoraríamos el cincuenta aniversario de las declaraciones como Bienes de Interés Cultural (Según su antigua denominación Monumentos Históricos-Artísticos) de la Cueva Pintada de Gáldar y el Santuario de Cuatro Puertas en Telde.
Por cierto, no vimos ni la sombra de la llamada Intelectualidad teldense. ¿Dónde estaban muchos de los que opinan sobre el trabajo de los demás, y dictan sentencias o juicios sobre nuestro Patrimonio, sin que jamás se les haya visto en ninguna conferencia o curso sobre el mismo? ¿Cuántos universitarios teldenses se encuentran actualmente matriculados en la carrera de Historia? ¿Cuántos arqueólogos viven y trabajan en Gran Canaria? Según parece, todos ellos practican la ciencia infusa. Por ello, nuestro más sincero agradecimiento a aquella cincuentena de personas, que antepusieron su asistencia al merecido descanso de fin de semana. De ahí que, este Cronista no entre a valorar las lecciones de ética y moral, que algunos, muchas veces tras la cortina del anonimato, nos brindan un día y otro también.
Nuestra ciudad en los últimos ochenta años ha sido galardonada con trece declaraciones de Bienes de Interés Cultural. Sinceramente, creemos que son pocas, debido a la notable importancia que tienen nuestros noventa y siete yacimientos arqueológicos y otros tantos edificios y demás construcciones históricas.
La Torre de Gando fue el primer monumento que recibió tal calificación, gracias a un decreto del 22 de abril de 1949, concedido por el entonces Ministerio de Educación Nacional que así quería proteger a todos los castillos españoles.
Después, otro decreto de 1972 declaró a la Zona Arqueológica de Cuatro Puertas Monumento a proteger. Aunque visto lo visto, de poco o de casi nada le ha servido hasta el momento tal declaración. Esperemos que, con la ayuda del Cabildo Insular de Gran Canaria, que ha destinado 500.000 euros para su mantenimiento, se haga realidad lo de Parque Arqueológico.
En 1973 fue la Zona Arqueológica de Tufia la que se proclamó protegida con máximo grado por la Ley de Patrimonio Histórico-Artístico Nacional. Siguiéndole la hoy rehabilitada Iglesia Hospitalaria de San Pedro Mártir de Verona a la que se le concedió la categoría de Monumento Histórico-Artístico en 1981. En el caso de este bello templo de trazas mudéjares, su restauración en el año 2000, según las directrices del Doctor en Arquitectura d. Salvador Fábregas Gil (Granada, 1931-Las Palmas de Gran Canaria, 2020), le salvó de la desgracia en que estaba sumido en los últimos ciento cincuenta años.
El 6 de marzo de 1981 el Gobierno democrático del Estado Español declaró Conjunto Histórico-Artístico a la Zona Fundacional de Telde (Barrios de San Juan y San Francisco). Éstos han pasado de la gloria del nombramiento y la acción positiva y entregada de nuestro Ayuntamiento, a un abandono paulatino y creciente en los últimos quince años. Situación ésta que se sostiene hasta el día de hoy para preocupación y vergüenza del común de la ciudadanía.
La Ermita de San José de las Longueras, en el margen izquierdo de la carretera que lleva a la hermana Valsequillo, fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1990, y gracias a ello se pudo restaurar, siendo concejal de Cultura y Patrimonio Histórico nuestro querido amigo Juan Sánchez Martín.
Un año más tarde, en 1991, se protegió con máximo grado la Zona Arqueológica de la Restinga, en la boca marítimo-terrestre del Barranco Real de Telde.
La Basílica de San Juan Bautista Santuario del Santo Cristo de Telde alcanza su grado máximo de protección por el decreto 131/1991 de 21 de junio. Ésto, tal vez debería haber sido suficiente para su integral restauración, pero hasta ahora solo se ha llevado a cabo la reconstrucción de sus torres neogóticas, diseñadas en el pasado (1915-1925) por el Arquitecto don Laureano Arroyo Velasco (1848-1910) y rehabilitadas según el extraordinario proyecto del también excelente arquitecto Luis Mejías Claro.
En 1993 se nombra Zona Arqueológica protegida al conjunto de Cuevas del Barranco de Silva y, tres años más tarde, en 1996, se nombra Bien de Interés Cultural a la Sima de Jinámar.
Ya en 2001, recibe total protección la Zona Arqueológica de Montaña de las Huesas que pasa a ser un nuevo B.I.C.
La Noria de Jinámar, de indudable importancia histórica y etnológica es declarada B.I.C. en 2018 y solo unos meses más tarde, recibe tal categoría el archiconocido Molino del Conde.
Ante estas declaraciones y sin restarles importancia, nos preguntamos por qué no se han declarado Bienes de Interés Cultural estos otros testigos de nuestro pasado:
Los restos del Ingenio azucarero de Los Picachos.
El Yacimiento Arqueológico de la playa de La Garita, antiguamente llamada de La Madera.
La Iglesia neoclásica, obra de Diego Nicolás Eduardo de San Gregorio Taumaturgo en los Llanos de Telde.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en Jinámar.
La Iglesia Conventual de San Francisco de Asís.
La Casa-Palacio de los Sres. Condes de la Vega Grande de Guadalupe (En el pasado, Casa de los Ruiz de Vergara).
El Calvarito de San Francisco, antigua Ermita de Santa María de La Antigua.
La Casa del Pino, antiguo Casa-Cuartel de la Guardia Civil en la calle Altozano del Barrio de San Francisco.
Cuevas y Casa Honda del Baladero o Bailadero.
Casa de los Ponce de León (Edificio del Archivo Parroquial de San Juan Bautista.
Mansión de los León y Joven en La Alameda de San Juan.
Antigua Plaza del Mercado (Actual Casa de la Juventud, edificio neocanario, cuyos planos se deben al arquitecto tinerfeño don José Enrique Marrero Regalado (1897-1956)).
Conjunto de construcciones militares semisubterráneas de la Montaña de Taliarte (Realizadas durante la II Guerra Mundial).
La estructura de hormigón armado o esqueleto de la nave principal de C.I.N.S.A. en el Polígono Industrial de Las Salinetas.
La Casa de la Condesa, edificaciones adyacentes y Oratorio, en el Valle de Jinámar.
Casa y edificios adyacentes, además de Oratorio del Cortijo de San Ignacio.
Ermita-oratorio de Nuestra Señora de la Salud y San Pedro de Alcántara de la Finca de Las Salinetas.
La antigua Ermita de montaña del pago de Cazadores.
Casa de Los Picos, Ejido Alto.
Casa de los Zumbado (estilo neoclásico), calle Licenciado Calderín.
Iglesia de Nuestra Señora de Candelaria en Tara.
Casa y Oratorio de San Rafael en la Higuera Canaria.
Casa Natal del Poeta Saulo Torón Navarro.
Casa-Palacio de la Familia de La Rocha, calle Conde de la Vega Grande.
Casa-Hacienda de los Castillo-Olivares en San Antonio del Tabaibal.
Conjunto de edificios del Lazareto Sucio de Gando, y específicamente el templete central y la magnífica cisterna o aljibe. Todo ello obra del insigne Ingeniero don Juan de León y Castillo (1834-1912).
Antiguo Muelle del Puerto Natural y Playa de Melenara.
El Puente de los Siete Ojos, también obra del Ingeniero León y Castillo.
Fábrica de Ron de Telde en el inicio de la carretera Telde-Valsequillo.
Antiguo almacén de Mr. Blisse para el empaquetado de tomates. Conocido por el almacén de los Medina, junto al Puente de los Siete Ojos, hoy propiedad del M.I. Ayuntamiento de Telde.
Casa de don Juan de León y Castillo, también llamada Del Cortijo del Portichuelo, en el Barrio de Cendro, margen izquierdo de la carretera Telde-Las Palmas de Gran Canaria.
Puente de la Fábrica de Ron sobre el Barranco Real.
Conjunto de Acueductos Históricos de Telde:
Acueducto de la calle Inés de Chimida (Entre el Barrio de San Francisco y San Juan, en la Zona Fundacional de Telde).
Acueducto de San José de las Longueras (Sobre el Barranco Real de Telde).
Acueducto de La Herradura (En el barrio del mismo nombre, aunque también se le suele llamar Acueducto de Tara).
Acueducto que se encuentra a la altura de San Roque en el Mayorazgo de Tara.
Acueducto del Barranco de las Bachilleras (En la zona de El Caracol-Contrapeso).
Acueducto de Lomo Gallego (Caserones Altos).
Estanque de Los Picachos.
Estanque del Conde.
Estanque de La Cuchara.
Los acueductos y estanques ya están registrados en el Catálogo de Bienes Etnográficos, pero cualquier protección sobre los mismos nos parece escasa ya que, al quedar en desuso en los últimos treinta años, hemos visto como su deterioro es progresivo y en la mayor parte de las veces, alarmante. La inexistencia de una política activa de rescate de los mismos convierte en papel mojado toda inscripción en catálogo alguno. De ahí nuestra preocupación y exigencia.
Como verán, hay casos sangrantes y sospechosos de verdaderas burlas a la Ley como la pérdida de expedientes en el caso de Los Picachos o el desinterés por la Iglesia Conventual de San Francisco y la neoclásica de San Gregorio Taumaturgo.
Es cierto que la declaración de B.I.C. no salva de abandono, ni destrucción a los yacimientos y edificios así calificados, pero esas acciones punibles pueden ser castigadas con mayor contundencia. Desde aquí hacemos un llamamiento a la Consejería de Cultura, (Dirección General de Patrimonio Histórico) del Gobierno de Canarias; a la Consejería de Presidencia (Patrimonio Cultural del Cabildo de Gran Canaria) y de forma muy especial a la Concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Telde, así como a las autoridades eclesiásticas de la Diócesis de Canarias, para que de oficio actúen de forma decidida en la elaboración de la documentación necesaria para incoar expedientes y decretar sus declaraciones como B.I.C. a todos aquellos que hemos nombrado con anterioridad.
Volvemos a repetir. Telde, actualmente, posee trece declaraciones de B.I.C., Gáldar, doce y según parece Las Palmas de Gran Canaria triplica o cuadriplica estas declaraciones. Nos preguntamos ¿Por qué los territorios municipales con mayor número de yacimientos arqueológicos van a la zaga del municipio Capitalino? ¿Es centralismo puro y duro o inoperancia municipal?
Señores responsables de nuestro Patrimonio Cultural e Histórico, pongámonos las pilas y hagamos un esfuerzo manifiesto por colocar a las dos antiguas cabeceras guanartemales de Gran Canaria en el alto lugar que por Historia merecen. En Gáldar ya se viene haciendo desde hace varios años, gracias a la implicación de su alcalde y de sus concejales. Esperemos que algo por el estilo nos suceda a los teldenses con nuestra alcaldesa y el Concejal de Patrimonio Histórico con la ayuda de los miembros de la nueva Comisión de Patrimonio Histórico-Artístico que inaugurará su andadura, si Dios quiere, el próximo 1 de diciembre, según nos anunciaron en el simposium, al principio aludido.
El Ayuntamiento de nuestra ciudad y municipio, necesita a todas luces contar lo antes posible con un departamento o servicio de Patrimonio Histórico, como ya lo tuvo en el pasado. Arquitectos, Arqueólogos, Historiadores del Arte y Gestores del Patrimonio Histórico-Artístico deben trabajar de forma interdisciplinar para lograr la salvaguarda y divulgación de nuestro rico y variado Patrimonio Cultural.
Antonio María González Padrón es licenciado en Historia del Arte, cronista oficial de Telde, Hijo Predilecto de esta ciudad y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.
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