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Foto antigua del casco de San Juan y sus alrededores/Archivo. Foto antigua del casco de San Juan y sus alrededores/Archivo.

Las otras historias...aquellas que nunca fueron realidad

direojed Miércoles, 06 de Abril de 2022 Tiempo de lectura:

(Para mi entrañable amigo y compañero de Universidad, Juan Pedro Hernández Hernández).

Hace ciento un año, la poeta Ignacia de Lara Henríquez (Las Palmas de Gran Canaria 1880-1940) publicó un conjunto de poemas bajo el título genérico de Tiré del recuerdo y como cerezas. Los sentidos versos de la escritora exaltaban, en grado sublime, las más pequeñas anécdotas de su vida privada y pública.

 

No era doña Ignacia mujer de grandes aspavientos. Así, recomendó a sus familiares más allegados, sus sobrinas y sobrino, cómo debían comportarse el día de su fallecimiento: Nada de llantos, menos de gritos. Ustedes tranquilitos como los perros de la Plaza de Santa Ana.

 

Quien bien la conoció, me transmitió lo ponderado de su carácter. Amiga de la noche, en el sentido más estricto del término, se mantenía en vigilia hasta altas horas. Preguntada, una y otra vez, el porqué de esa costumbre o hábito, siempre dio la misma contestación: Durante el día sobrevivo entre las gentes. En cambio, en la noche sólo tengo la siempre preciada compañía de mi amiga la Soledad.

 

Todo hace pensar que la escritora necesitaba de ese encuentro temporal con ella misma. En ese espacio de tiempo entre las 10:00 p.m. y las 03:00 a.m. estaban sus horas más creativas. Volcándose primero en la lectura y después en la escritura, nuestra biografiada era feliz en el silencio de la noche.

 

En otra ocasión, cuando un periodista le preguntó sobre qué sentía al publicar sus poemas en los rotativos insulares o en forma de libro; ella calló por unos minutos. Y después, con toda la autoridad moral con que adornaba su personalidad, dijo: Créalo usted, joven, no soy amiga de publicar, ni siquiera de declamar en público, aunque ambas cosas me veo obligada a hacer con bastante frecuencia. Mi poesía toda es intimista y soy de las que piensa que nuestros sentimientos no deben aflorar para el común de la sociedad ¿Usted me pregunta cómo me siento al sacar a la luz mis versos? Pues, seré tan clarita como el agua de la fuente: Es como si me desnudara en la Plaza de la Feria.

 

Sirva este conjunto de anécdotas, para introducirnos en el tema de hoy, que no es otro que Las otras Historias, aquellas que nunca fueron realidad. Este Cronista, confiesa abiertamente que las situaciones, antes reseñadas, fueron totalmente ciertas. Pero tal vez o sin tal vez, las palabras que hemos puesto en boca de nuestra querida y siempre admirada Ignacia, pudieron no ser exactamente las mismas que ella pronunciara. No es menos cierto que mientras lo escribíamos, a la par refrescábamos nuestra memoria para ajustarnos, lo más preciso, a aquello que nos relató más de una vez, Victoria Augusta (Tota) de Lara Vega, sobrina de la poeta.

 

Estos últimos años, han acudido hasta nuestro domicilio particular varias personas, pidiendo información sobre hechos paranormales supuestamente ocurridos en el ámbito urbano de la Ciudad de Telde, concretamente en la Zona Fundacional (Barrios de San Juan y San Francisco). Recalaban por aquí, después de leer varios artículos, que sobre la brujería y temas afines hemos publicado en Teldeactualidad. Algunos de nuestros interlocutores venían con ideas preconcebidas y por mucho que intentamos persuadirlos de sus errores, todo parece indicar que no lo conseguimos.

 

Hacemos un alto en nuestro alegato para señalar la larga distancia que existe entre historieta e Historia. En el Idioma Inglés, al que en muy pocas ocasiones recurro, ya que nuestro Español es mucho más rico en recursos lingüísticos, se hace más notoria esa dualidad: Story no es lo mismo que History. Aunque la primera carezca de cualquier atisbo de sentido peyorativo.

 

No pocas veces me he sentido indignado por vejado, cuando algún que otro investigador o interlocutor, pone en mi boca palabras que jamás pronuncié o peor aún, cuando malinterpretan mis opiniones sobre éste o aquel asunto. Lo más grave es cuando me hacen hablar en sus escritos, aludiendo de forma totalmente ficticia, a supuestos momentos que nunca tuvieron lugar. Recientemente así me lo hizo ver un investigador, cuando extrañado leyó esta lindeza: También han perdurado hasta nuestros días, algunas leyendas vinculadas a estos personajes. Según el cronista de Telde, D Antonio González Padrón, la noche del 23 de junio de 1802, los moradores de Telde se transformaron en piedra por la maldición de una bruja, pero que gracias a la intervención del santo patrón y a la pureza de una niña invidente que pregonaba a San Juan, hizo posible que sus ciudadanos recobraran la vida.

 

Aunque he tomado buena nota, para evitar bochornos ajenos me reservo el título del artículo y el nombre de su autor.

 

En el Altozano de San Francisco, antes de Santa María La Antigua y junto a la Iglesia Conventual, existe un conjunto de bancales de tierra que conocemos con el nombre de Finca del Convento por haber pertenecido al antiguo cenobio franciscano. Colindando con la cabecera del templo mariano se levantó, a principios del siglo XX, una casa de recreo con algunas características modernistas. Sus dueños, queriendo diferenciarla del resto de las construcciones existentes en el barrio, le dieron un color muy especial: El morado, también llamado Rojo inglés.

 

Allí, pasaron largas temporadas la recordada y siempre admirada soprano doña María Isabel Macario Brito, su dueña, y el esposo de ésta, el eximio poeta don Saulo Torón Navarro, acompañados de sus hijos Saulo e Isabel, el primero de ellos experto en temas cinematográficos y la segunda, célebre cantante lírica. En otros momentos, casa y finca fueron arrendadas a particulares, tal es el caso que aconteció, desde mitad de la década de los treinta hasta bien entrada la de los cincuenta del pasado siglo, cuando su arrendatario fue el matrimonio formado por don José Fleitas Hernández y doña María Salomé Padrón Espinosa.

 

Allí nacieron sus hijas Ana Rosa y Mari-Lola. La primera de ellas, licenciada en Filosofía y Letras por la Universidad de San Fernando de La Laguna, Catedrática de Enseñanzas Medias y primera mujer concejala del M.I. Ayuntamiento de Telde. La segunda, licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad Pontificia de Salamanca, se especializó en Anestesiología, ejerciendo en el Hospital General de Oviedo.

 

Doy aquellos y estos datos porque a la llamada Casa Roja o Casa del Poeta, recientemente unas mentes enfermizas la han titulado Casa del diablo, sacándose de la manga las visitas que el maligno supuestamente ha hecho a ese edificio. Y obviando la realidad histórica de las animadas tertulias literario-musicales que allí tenían lugar. Los “estudiosos” hablan de experiencias paranormales, entre ellas luces que se desplazan en medio de la noche, así como psicofonías.

 

Como vecino del lugar, no he visto más luces que aquellas que son encendidas por jóvenes y no tan jóvenes drogadictos, que en un alarde de impunidad deambulan de aquí para allá destrozándolo todo. Lo mismo prenden pequeñas hogueras o simplemente las proyectan a través de móviles y linternas. Hace años, antes de ser tapiadas sus puertas y ventanas, allí se ejerció el oficio más viejo del mundo, gracias a las habilidades, digamos comerciales, de unos ocupas.

 

Siguiendo el hilo de la cuestión, he oído desde el patio y azotea de mi casa, lo que en la plaza se decía sobre que las numerosas cruces de nuestro barrio son fruto de las creencias y miedos de sus moradores. Los “sesudos intérpretes de signos” aluden a que el Altozano de Santa María es un lugar de especial confluencia de energías. Y que las abundantes cuevas (conos volcánicos) de su subsuelo son algo así como “entradas al inframundo”. Los hombres y mujeres de San Francisco, según la teoría de estos señores, aterrorizados colocamos cruces en los altos de nuestros tapiales y entradas de fincas, huertas y casas, para así evitar ser visitados por los ejércitos del ángel caído. Podríamos seguir contando medio centenar de supuestas teorías, en su inmensa mayoría sacadas de la más absoluta nada.

 

Todo sería motivo de mero entretenimiento, si no se aludiera a viejos escritos y libros, todo ello inexistente. A pruebas me remito: En los llamados Papeles de la Inquisición, hoy debidamente conservados en el Archivo de la Sociedad Científica El Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria, sólo existen dos o tres expedientes sobre actos de brujería acaecidos en nuestra ciudad. El más relevante, ocurrido concretamente en el Vallecillo de la Fuente o Baladero. No siendo menos cierto que a este lugar y desde aquel momento se le empezó a llamar Bailadero de las brujas.

 

Como asiduo televidente de Cuarto Milenio y seguidor acérrimo de Iker Jiménez y Javier Sierra entre otros muchos, y antes de ellos al gran Dr. Jiménez del Oso, me gusta indagar en temas aparentemente sin explicación racional. Pero créanme, hasta el día de hoy sé diferenciar perfectamente un hecho histórico de una charlatanería.

 

Este Cronista Oficial, lo soy desde 1985, jamás ha visto otros documentos que nos remitan a actos de brujería en Telde, si exceptuamos el horrendo crimen de las espiritistas de Telde, ocurrido en 1930, a la mitad de la calle Juan Diego de La Fuente, rúa ésta de Los Llanos de San Gregorio.

 

En ésta como en otras tantas ocasiones, debemos separar la leyenda o historieta de la Historia, si queremos ser realmente promotores de la verdad. Para ello, la objetividad debe ser común denominador de los relatos compartidos. No digo que no se deba explicar, con toda suerte de detalles, algunas historias nacidas del vulgo. Pero lo que no es justo, es atribuir a éste cosas y hechos que jamás tuvieron lugar y que por mucho que se empeñen, no responden a las tradiciones orales o escritas de aquel.

 

Telde, ciudad y comarca ha sido, es y será El paisaje de la Historia, como bien la definió el naturalista, antropólogo, economista y escritor José Luis González Ruano, amigo del alma ya fallecido.

 

También, podríamos utilizar el acertado juego de palabras convertido en eslogan publicitario Telde embruja con el que se ha intentado atraer hasta aquí a turistas y demás visitantes.

 

Lo más importante, a lo que nunca debemos renunciar es a la Verdad Histórica. Con ello no quiero meter en el mismo saco a todos los organizadores de recorridos etnográficos por nuestra ciudad, ni mucho menos. Me consta que algunos se lo toman muy en serio e intentan profundizar en el porqué de los hechos. Pero no estaría de más que, todos los que quieran dedicarse a estos menesteres, se documenten debidamente y dejen las fantasías de sus calenturientas mentes para el ámbito de su privacidad. De ésta manera, sin duda alguna contribuirían al conocimiento general de las cosas, evitando la pseudo-cultura, tan en boga en los últimos tiempos.

 

Antonio María González Padrón es licenciado en Historia del Arte, cronista oficial de Telde, Hijo Predilecto de esta ciudad y académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.

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