JOSÉ MANUEL GARCÍA
Telde.- El próximo 15 de agosto, día de la Asunción de María, el querido y entrañable sacerdote Eugenio Manuel Peñate Suárez cumplirá 77 años. Este mismo día, cumplirá 50 años de su ordenación sacerdotal. Fue Monseñor Antonio Pildaín y Zapiain, quiEn lo ordenó ministro de Cristo en la Catedral de Santa Ana, en Las Palmas de Gran Canaria.
Peñate nació en Las Casillas de Tenteniguada (Valsequillo) en el seno de una familia de agricultores. Sus padres Manuel Peñate Suárez y Eugenia Suárez Álvarez tuvieron ocho hijos todos varones, de los que es el mayor.
Realiza los estudios de Primaria en la Escuela Nacional de Tenteniguada, donde imparte clases, el maestro José Cabezas Vaz, quien le anima a continuar estudiando. Prepara el ingreso al Seminario, donde entra el el 5 de noviembre de 1950. Tras completar la formación académica y cursar los estudios eclesiásticos, concluye la carrera en julio de 1964.
Tras su ordenación sacerdotal el 15 de agosto de 1964, celebra su primera misa en Tenteniguada, el 22 de agosto de ese año. Ha ejercido de Vicario Parroquial en la Iglesia de San Rafael, en Vecindario; de párroco in solidum en la Basílica de San Juan de Telde; también en la Iglesia de San Gregorio y en la Parroquia Espíritu Santo, en Buenavista, Escaleritas. Actualmente desarrolla su actividad pastoral en las Parroquias de Tara, San Roque y La Gavia.
Además de ejercer su vocación sacerdotal, ha sido profesor de formación religiosa, en diversos centros de enseñanza de la isla: en la Escuela de Comercio, en la Academia San Rafael en Vecindario, en la Escuela de Capacitación Agraria del Cabildo Insular, en la Escuela de Sindical de Hostelería, en el Instituto Laboral (hoy IES José Arencibia Gil), en el Instituto Isabel de España, en el de Schamann, donde se jubila de la actividad docente en 1997.
El 22 de febrero de 2007, el Pleno municipal acordó nominar una de las calle del municipio con el nombre de Párroco Eugenio Peñate Suárez, en reconocimiento por su amplia actividad docente y pastoral. Fue el 22 de diciembre de 2009, cuando descubrió la placa de la calle que lleva su nombre, en la urbanización La Vega.
- ¿A qué edad y cómo le nació la vocación sacerdotal?
- Desde niño ya tenía inclinación por la vida religiosa. Recuerdo que jugaba con mis amigos a realizar procesiones con estampitas de santos. En Tenteniguada, en aquella época, ni siquiera teníamos un contexto de parroquia. Tampoco fui monaguillo. Si bien la iglesia de Tenteniguada data de 1917, no contábamos con párroco. Venía a decir misa el párroco de Valsequillo, José Falcón Negrín. Fue el 1 de marzo de 1943, cuando se erigió en parroquia. También recuerdo, que la primera campanilla que toqué en una misa, fue en el año 1950, cuando ya estudiaba en el seminario. Me pregunté: ¿cómo se toca eso?
- En estos últimos 50 años se han registrado importantes cambios sociales, debido fundamentalmente al desarrollo, al mayor grado de educación y del conocimiento científico. Si hoy tuviese 20 años, ¿volvería a tomar la misma decisión, es decir optaría por la vida sacerdotal, o tomaría otro camino?
- Rotundamente Sí. Volvería a ser cura. Lo tengo muy claro. Como el sol que alumbra. Tengo la seguridad que Dios me llama. La vocación más que elección es llamada. Pero he de reconocer que la elección no me resultó fácil. Como todo joven tuve mis dudas. Sufrí, como es lógico, mi periodo de discernimiento vocacional.
- Además de su vocación sacerdotal, ¿qué otra actividad o estudio le hubiese gustado realizar, y sin embargo, aún se encuentra pendiente?
- Pues me hubiese gustado tener más tiempo para estudiar Psicología. He leído muchos libros sobre esta materia, y aún me queda mucho por aprender. Pero mi mejor libro han sido las personas.
- ¿Qué le dijo su familia, tras informales que pretendía ser cura?
- La verdad es que no me atreví a decírselo. Era el hermano mayor de mis hermanos, y ayudaba a mi padre en las labores de la labranza. Fue mi maestro, José Cabezas, quien fue convenciendo a mis padres.
- Es frecuente leer en los medios de comunicación estudios demoscópicos que destacan el distanciamiento, y cada vez mayor, que existe entre la sociedad y la Iglesia. ¿Cómo explica este divorcio entre pueblo e Iglesia?
-Sí, en efecto. Hay bastante distanciamiento entre la Iglesia como institución y el pueblo como comunidad. En mi opinión, se debe a qué en la actual sociedad faltan ciertos valores, y es eso lo que precisamente ofrece la Iglesia, valores. Pero cuando los valores que se ofrecen son sólo preceptos y normas, y estos no se fundamentan precisamente en valores y ejemplos evangélicos, inevitablemente produce el divorcio.
- Para el economista Thomas Piketty, el mundo camina hacia una división cada vez más profunda entre ricos y pobres, donde la desigualdad será mayor. Según él, los ricos serán más ricos, y los pobres cada vez más pobres. ¿Cuál es su opinión al respecto?
- Pienso en Santa Teresa de Cálcuta. Que se pringaba con los más pobres de entre los pobres, de la India, decía: “Lo que a mí más me escandaliza, no es que haya más ricos y más pobres, sino el despilfarro". No veamos las diferencias en clave económica, sino en clave evangélica. Debemos buscar la fraternidad, la solidaridad, el compartir. En un sentido amplio, tanto en lo que tenemos como en lo que somos. Mi servicio como ser humano debe estar para con los demás.
- ¿Qué opina de la política de gestos que practica el actual Papa, Francisco I?
- En clave evangélica, este Papa está siendo consecuente en sus gestos con sus palabras. Está abriendo brechas, a pesar de la resistencia que le ofrece la estructura que tiene a su alrededor. Los gestos y las acciones que realiza, no las hace de cara a la galería. Tampoco creo que se vea así mismo como un santón, sino más, como un pastor que quiere estar junto a su pueblo. La Iglesia debe ir siendo podada del exceso de boato, ya que éste es un elemento que le sobra, le perjudica y le hace daño. Con estas palabras no pretendo magnificar al actual Papa en detrimento de otros anteriores. No, no es eso. En cada época Dios manda a quien nos hace falta. En otros momentos de la historia, cuando fue necesario que el Papa fuese un intelectual, lo hubo. Sin embargo, ahora, era necesario un pastor y contamos con él.Hay que tener en cuenta que la Iglesia esta dirigida por el Espíritu Santo, que es el alma de la Iglesia.
- Según el Sumo Pontífice, “la Iglesia enseña que una mujer no puede ser ordenada sacerdote, ya que fue Jesús, quien decidió concientemente que sus apóstoles fueran sólo hombres”. Sin embargo, en la actualidad vemos en la sociedad civil que las mujeres ocupan puestos que antiguamente estaban reservados a los hombres. Desempeñan altos puestos en empresas, algunas son presidentas o cancilleres de países. ¿Cree que la mujer no puede desempeñar el papel de sacerdote?
- Siempre he tenido claro que no hay obstáculo para que la mujer sea ordenada sacerdote. No hay una norma escrita en las escrituras que lo impida. Es más una costumbre que un mandato. Las palabras del Papa hay que entenderlas en el contexto sociológico de la época. Hay que comprender el papel que desempeñaba la mujer en la sociedad en la que vivió Jesús. La mujer no era valorada en su justa medida. Recordemos que en aquella época, cuando se ordenaba formar el censo, sólo se podían inscribir en él, los hombres, las mujeres no contaban.
- Y con respecto a que los sacerdotes puedan contraer matrimonio. ¿Qué opina?
- También es una costumbre que se implantó en la Iglesia. No hay nada escrito en las Sagradas Escrituras que impida casarse a un pastor. Es más, en un pasaje de los Evangelios, se refiere Jesús a la suegra del apóstol Pedro. No se especifica, si éste era viudo, o si por el contrario, se encontraba casado. Lo único seguro es que existía la suegra. El celibato debe ser una opción, no una obligación. Siempre lo he creído así, lo digo desde la independencia que me da mis años, ya que yo, no estoy a tiempo de elegir.
- Y sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo ¿Qué opinas?
- Tengo claro el sumo respecto que merece toda persona, independientemente de su orientación sexual. Pero como ministro de la Iglesia me atengo a las normas que ésta dicta. Procuro no hacer juicios, ni valoraciones, y que Dios ponga su mano.
- Este doble cumpleaños requerirá una celebración especial. ¿Cómo va a celebrar sus bodas de oro?
- La fecha exacta de mi ordenación sacerdotal fue el 15 de agosto de 1964, que coincide con la fecha de mi nacimiento, por lo tanto, el próximo día 15 de agosto cumpliré 77 años. Por mi trabajo pastoral, los días 15 y 16, oficiaré la Santa Misa en la iglesia de San Roque. Sin embargo, la celebración de mis bodas de oro como sacerdote, la pienso celebrar en la Basílica de San Juan de Telde, el sábado siguiente, es decir, el 23 de agosto, a las 12 del mediodía. Será una misa con celebración de la eucaristía, en la que me acompañaran distintos compañeros. A esta celebración están invitadas todas aquellas personas que quieran unirse a esta misa de acción de gracias, y a la celebración de mis bodas de oro. Quiero que sea una celebración sencilla, muy participada, gozosamente alegre, donde la acción de gracias a Dios se palpe a distancia.
- En sus años de profesor, supongo que habrá tenido interesantes vivencias con sus alumnos ¿qué destacaría de ellas?
- Lo primero, es destacar lo mucho que aprendí de los jóvenes. Sobre todo el que la juventud es rompedora. Abre nuevos caminos, es la antesala del mañana. Lo segundo, es que la juventud puede ser un libro abierto para la obra eclesial, de la que se puede aprender muchas cosas.
- No me cabe duda que es Ud., una de las personas más apreciadas y queridas en Telde, incluso una calle de las calles del municipio lleva su nombre.
- Lo menos que pensé que me podría sucederme a mí, es que una calle pudiese llevar mi nombre. Desde el primer momento que llegue a Telde fui bien recibido. Recuerdo que llegué como sacerdote, el primer viernes, día 7, de octubre de 1966, me encontraba enfermo, y me dirigí al hospitalito de Santa Rosalía. Allí me acogieron y me atendieron muy bien. Sobre todo por Sor María Rámirez, por el director, Doctor León Suárez, y por el administrador Don Manuel Amador Rodríguez. Estas personas me abrieron las puertas, que por la índole de la enfermedad que padecí, otras me las habían cerrado.
Telde es un pueblo muy acogedor, cosmopolita y plural. Contiene un trocito de muchos pueblos de la isla. Tiene una capacidad receptiva admirable. Siempre me he sentido integrado en esta comunidad. Nunca trabajé con la intención de recibir reconocimientos ni honores. Tampoco me considero merecedor de tales prebendas. Creo que el denominar una calle con mi nombre fue un acto que refleja el buen corazón de la gente de este municipio. Me alegra que las calles aledañas, a la que lleva mí nombre, tengan nombres de benefactores y reconocidos profesores, sin embargo me satisface aún más, que muy cerca de la calle que lleva mi nombre, se encuentre la calle de Antonio García Vega, conocido como El Raspa. Antonio salvaba vidas, al evitar que las personas murieran ahogadas, yo procuro salvar almas.
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